1 de febrero de 2007

la inmigración, sin los inmigrantes

Hoy, en el Foro Gulbenkian Imigração, una jornada sobre "Portugal e os portugueses vistos pelos imigrantes", con un documental y dos mesas redondas.

El documental de Luísa Homem, «Retratos. Portugal e os portugueses vistos pelos imigrantes», de apenas 25 minutos, está bien realizado y contiene testimonios interesantes de inmigrantes africanos, de Europa del este y de Asia (y hasta un francés y una canadiense).

Lo que ha venido después, mejor olvidarlo: una mesa redonda con corresponsales de periódicos: del ABC (una española de nuestro diario más... ¿cómo calificarlo?), del Finantial Times (un inglés) y del Jornal do Comércio (un brasileño). No había en la mesa ningún inmigrante de los que integran las comunidades mayoritarias en Portugal (nadie de los países africanos de lengua oficial portuguesa, que llaman PALOP; nadie de Bulgaria, ni de Timor). Ya que los invitados no hacían justicia a la rúbrica de la mesa (ni a la espectativa de los asistentes: evidente en la deserción progresiva), al menos podían haber aportado algún testimonio o idea interesante, como periodistas que son y supuestos observadores de la realidad, más allá del discurso paternalista o personalista. Cero. La española, lamentable en su hispanocentrismo; el inglés, topiquero en su discurso neoliberal, con su "necesidad de arriesgar" (el proverbial espíritu emprendedor), y el brasileiro, un tostón que ha narrado toda la historia de la relación luso-brasileña, mencionando incluso a los quemados en la hoguera de la santa Inquisición.

Había una segunda mesa redonda, con la presencia de Luíz Felipe Scolari, seleccionador nacional de fútbol, y con Ramón Font, de la TVE (por si no había suficiente con una española). Ha sido el momento de poner pies en polvorosa.

Queda el recuerdo del documental: al menos allí la voz y las opiniones de los inmigrantes estaban presentes. Pero parece que a la Fundação Gulbenkian esta vez (al menos esta vez) le ha parecido que, para mostrar "una imagen de los portugueses" (una obsesión nacional: qué piensan los otros de ellos), era mejor dejar fuera a los inmigrantes, que tanto tendrían que decir en directo. Siempre hay alguien que puede molestar si dice alguna verdad, y en una pantalla todo parece más simpático, más inofensivo, vaya. Es lamentable, sobre todo en un país que cuenta con un gran número de inmigrantes que hablan la lengua de acogida y que de hecho la tienen como lengua materna (los lusoafricanos, sobre todo). Es una forma de convertir un debate que podía ser crítico en una civilizada charla de café con pastas.

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