27 de febrero de 2007

variações Eça


Sobre a nudez forte da verdade, o manto diáfano da fantasia:

Sobre a nudez forte da fantasia, o manto diáfano da verdade:
Sobre a nudez diáfana da verdade, o manto forte da fantasia:
Sobre a nudez diáfana da fantasia, o manto forte da verdade:

Sobre o manto diáfano da verdade, a nudez forte da fantasia:
Sobre o manto forte da fantasia, a nudez diáfana da verdade:

Sobre a verdade nuda da fantasia, o manto forte do diáfano:
Sobre a fantasia forte da verdade, o manto nudo do diáfano:
Sobre a verdade diáfana da nudez, o manto forte da fantasia:

Sobre a fantasia manto da verdade, a fortaleza diáfana da nudez:
Sobre o manto diáfano da fantasia, a verdade forte da nudez:

...e mais?

(cada combinación encierra una poética, o una mirada sobre la relación entre realidad y ficción, o tal vez sea sólo una combinatoria vacía)

25 de febrero de 2007

Primavera


Todavía no. Casi. Entre la lluvia. En lo más alto. De color blanco.

20 de febrero de 2007

carnaval

El carnaval lisboeta pasó sin pena ni gloria, indefinido entre la tentación mestiza y el recurso a la invención de la tradición: ayer escuchaba un programa de radio en la TSF en el que se hacía hincapié en las raíces "puras" del carnaval en la zona del Duero, en el Portugal oculto de las aldeas interiores del norte. Allí, se decía en ese programa, las tradiciones se han mantenido sin mácula ni mezcla con otros rituales y costumbres ajenas a "lo portugués". Se destacaba incluso que era un día en el que las autoridades civiles debían desfilar sin máscara, pues el carnaval es jornada de desahogo y de crítica. Claro que eso no oculta lo obvio: el resto del año impera la sumisión y el conformismo. Es una lectura blanda del pasado, que además pretende hacer "vendible" un folclore pretendidamente "sano".
El fenómeno de invención de la tradición y del falso purismo es típico de la culturas ibéricas desde no hace mucho tiempo (puede que también ocurra en otros sitios de la Europa del sur): en muchos pueblos españoles ocurre lo mismo, sólo que en términos autonómicos: "lo aragonés", "lo castellano", "lo catalán", "lo gallego", etc. No se trata de copiar e importar el carnaval brasileiro (como ocurre con la fantochada murciana del Entierrro de la Sardina, la otra cara de la moneda), pero me parece etnocentrista y empobrecedor reivindicar la pureza de las propias tradiciones, y menospreciar lo que otras puedan aportar. Y quien dice carnaval, dice muchos otros aspectos de la cultura.

19 de febrero de 2007

Saramago y Ricardo Reis

O Ano da Morte de Ricardo Reis (1984), de José Saramago, narra el regreso a Lisboa de Ricardo Reis, heterónimo de Pessoa, médico y poeta, tras dieciséis años de exilio voluntario en Brasil. Hospedado en el Hotel Bragança (y más tarde en un piso alquilado en el Alto de Santa Catarina), su último año de vida en Lisboa (1936) transcurre entre un amor físico y desigual con la criada Lídia, una pasión imposible con Marcenda (joven rica de Coimbra, lisiada del brazo izquierdo) y con una amistad fantasmal con Fernando Pessoa.
Me parece una novela que empieza y acaba bien (aunque con dos frases lapidarias), que se sustenta en una buena idea original, y que cuenta con un personaje, el solitario Reis (ficción sobre ficción), bien construido y completamente ajeno al tiempo que le ha tocado vivir. El sabio aprovechamiento de materiales que Saramago hace de la literatura portuguesa hace mucho en favor del texto: ahí están las huellas de la poesía de Fernando Pessoa (la propia o la escrita bajo firma de su heterónimo Ricardo Reis) que salpica, hecha prosa, toda la novela. También los propios nombres de los personajes femeninos Marcenda y Lídia provienen de las odas de R. Reis. Por su parte, Camões es más que la estatua (el “D’Artagnan”) de la plaza: también hay versos suyos espigados por las páginas del libro. En la novela se recrean rincones de Lisboa de especial encanto, y, aunque evidentemente la ambientación corresponde a un tiempo pasado, la figura del Adamastor, la Rua do Alecrim o la Praça Camões no han cambiado tanto (botellón aparte en lo que respecta al mirador del Alto de Santa Catarina…).
Sin embargo, la prosa de Saramago resulta en ocasiones un tanto pesada; el lenguaje de la novela tiene momentos líricos bien logrados, pero a menudo cae en descripciones morosas y en digresiones no siempre hábiles. En cuanto a la hilación de la historia con la Historia, se establece mediante algunos lugares comunes y toda una retahíla de eventos sacados de hemeroteca diseminados por el relato. El mayor reparo, con todo, lo encuentro en el narrador: poco distinguible del propio autor, es omnipresente, incluso en exceso, y en ocasiones supone hasta un estorbo para el disfrute de la lectura. Como en anteriores lecturas de Saramago (La balsa de piedra y Todos los nombres, leídos hace años en traducción española), el placer del texto y las buenas ideas del autor se enturbian con el lastre de un narrador endiosado y anacrónico.

16 de febrero de 2007

alfileres

Días de lluvia, lluvia fina como alfileres que hieren adentro, no en la piel: adentro.

14 de febrero de 2007

parabéns

Enhorabuena a las portuguesas y portugueses que han acabado con la persecución de un derecho. La despenalización del aborto es por fin un hecho, y cualquier persona inteligente y sensible comprende que la futura ley no obliga a abortar a nadie, sino que supone un paso hacia la igualdad de género y hacia una sexualidad y planificación familiar responsable y respetuosa.

1 de febrero de 2007

la inmigración, sin los inmigrantes

Hoy, en el Foro Gulbenkian Imigração, una jornada sobre "Portugal e os portugueses vistos pelos imigrantes", con un documental y dos mesas redondas.

El documental de Luísa Homem, «Retratos. Portugal e os portugueses vistos pelos imigrantes», de apenas 25 minutos, está bien realizado y contiene testimonios interesantes de inmigrantes africanos, de Europa del este y de Asia (y hasta un francés y una canadiense).

Lo que ha venido después, mejor olvidarlo: una mesa redonda con corresponsales de periódicos: del ABC (una española de nuestro diario más... ¿cómo calificarlo?), del Finantial Times (un inglés) y del Jornal do Comércio (un brasileño). No había en la mesa ningún inmigrante de los que integran las comunidades mayoritarias en Portugal (nadie de los países africanos de lengua oficial portuguesa, que llaman PALOP; nadie de Bulgaria, ni de Timor). Ya que los invitados no hacían justicia a la rúbrica de la mesa (ni a la espectativa de los asistentes: evidente en la deserción progresiva), al menos podían haber aportado algún testimonio o idea interesante, como periodistas que son y supuestos observadores de la realidad, más allá del discurso paternalista o personalista. Cero. La española, lamentable en su hispanocentrismo; el inglés, topiquero en su discurso neoliberal, con su "necesidad de arriesgar" (el proverbial espíritu emprendedor), y el brasileiro, un tostón que ha narrado toda la historia de la relación luso-brasileña, mencionando incluso a los quemados en la hoguera de la santa Inquisición.

Había una segunda mesa redonda, con la presencia de Luíz Felipe Scolari, seleccionador nacional de fútbol, y con Ramón Font, de la TVE (por si no había suficiente con una española). Ha sido el momento de poner pies en polvorosa.

Queda el recuerdo del documental: al menos allí la voz y las opiniones de los inmigrantes estaban presentes. Pero parece que a la Fundação Gulbenkian esta vez (al menos esta vez) le ha parecido que, para mostrar "una imagen de los portugueses" (una obsesión nacional: qué piensan los otros de ellos), era mejor dejar fuera a los inmigrantes, que tanto tendrían que decir en directo. Siempre hay alguien que puede molestar si dice alguna verdad, y en una pantalla todo parece más simpático, más inofensivo, vaya. Es lamentable, sobre todo en un país que cuenta con un gran número de inmigrantes que hablan la lengua de acogida y que de hecho la tienen como lengua materna (los lusoafricanos, sobre todo). Es una forma de convertir un debate que podía ser crítico en una civilizada charla de café con pastas.