29 de marzo de 2007

Las palabras y el deseo


As palavras e o desejo

Por vezes perdem a sombra
e rodam pálidas sem a seiva do vento.
Raramente vêm carregadas de frutos, de pedras e flores
ou apenas do seu silêncio de fogo.
Quando as línguas indolentes nos envolvem
na espuma das suas sílabas
é que os olhos do mundo nos olham através das imagens
e o enigma se aproxima silencioso e cúmplice
do nosso abandono deslumbrado
no volume côncavo do tempo.
Mas por vezes as palavras já não reflectem qualquer luz
e descem por escadas negras
até às primeiras águas e às redondas sombras
em que o silêncio é o puro silêncio sem imagens.

António Ramos Rosa, A imagem e o desejo (1998)

[Las palabras y el deseo
A veces pierden la sombra / y giran pálidas sin la savia del viento. / Raramente vienen cargadas de frutos, de piedras y flores / o apenas de su silencio de fuego. / Cuando las lenguas indolentes nos envuelven / en la espuma de sus sílabas / ocurre que los ojos del mundo nos miran a través de las imágenes / y el enigma se aproxima silencioso y cómplice / a nuestro abandono deslumbrado / en el volumen cóncavo del tiempo. / Pero a veces las palabras ya no reflejan luz alguna / y descienden por escaleras negras / hasta las primeras aguas y las redondas sombras / en que el silencio es el puro silencio sin imágenes.]

Ramos Rosa (Faro, 1924) es uno de los más importantes poetas vivos en lengua portuguesa. Más adelante pondré otros poemas suyos aquí. Pido disculpas por la versión improvisada, pero no resulta fácil encontrar ediciones bilingües para poder ofrecer una traducción seria.

28 de marzo de 2007

Salazar

No es significativo ni tiene importancia que un programa de televisión de gran audiencia y estúpido en grado sumo como tantos otros en cualquier parte del mundo, con formato de concurso y titulado Os Grandes Portugueses, convoque una votación telefónica a nivel nacional para elegir al mayor portugués de la historia, y que resulte vencedor ni más ni menos que Salazar. ¿No la tiene? Desde luego que sí. Es evidente, en cualquier caso, que no tiene la fiabilidad de un sondeo serio, y que la votación era anómina. Portugal vive desde hace mucho una crisis económica y social de la que parece no levantar cabeza, y hay quien opina que con el tío Salazar se vivía mejor (esa musiquilla no era muy extraña para un español hasta no hace mucho, bastaba poner Paco donde Salazar). A mí lo que me llama la atención es que la Revolución del 25 de abril no tenga más peso en la mentalidad de los portugueses: esa era mi idea cuando llegué aquí (cuando se llega a un lugar por el que se siente especial predilección hay tantas cosas idealizadas...). Pero la supuesta ruptura revolucionaria parece que trajo también un olvido lento y acrítico de más de cuarenta años de dictadura.
Un conocido me preguntaba hoy si algo similar podría ocurrir en España. Desde luego, existe la posibilidad de que haya un programa televisivo igualmente estúpido titulado "Los grandes españoles" (la "idea", me dicen, fue importada de la Gran Bretaña); pero dudo mucho que Franco fuese el vencedor absoluto. Es cierto que en España la transición fue un pacto que también nos sumió en la desmemoria, pero Franco no deja de ser un personaje incómodo y políticamente incorrecto. El contexto socioeconómico español actual también es muy distinto. Es difícil de saber. En todo caso yo imagino a Isabel la Católica alzándose con los laureles, ya que Cervantes tendría pocas posibilidades en una elección de tamaña estulticia. (Pensándolo bien, quizá es más probable que se diseñara en formato autonómico, digamos "Los grandes aragoneses", por ejemplo, y ahí seguro que coronaban de nuevo a Fernando el Católico o –ugh!– a Paco Martínez Soria, porque los posibles votantes de Goya o de Buñuel seguro no estarían al tanto de la cosa).
Pero en fin, no es significativo, ni tiene importancia.

(Más información, aquí y "ranking" aquí.)

20 de marzo de 2007

Facing West

Pues eso, orientado al oeste, bajo la música de Dave Douglas, con ese algo de circense y de tristeza fría, tan propia de estos días en que el invierno no se resigna a largar amarras.

19 de marzo de 2007

fin del mundo

El fin del mundo, el límite entre la tierra (conocida) y el ancho mar, es un lugar múltiple, cuya ubicación se reparte por los diferentes continentes: Finisterre (el finis terrae), el Cabo de Hornos o el Cabo de Buena Esperanza son algunos de los más célebres. Todos ellos tienen su faro, solitaria luz ante el océano inmenso.

Cabo da Roca

En el Cabo da Roca, la punta más occidental de la península ibérica, las olas rompen con furia ante la figura impasible de su faro, el primero en ser electrificado en Portugal (en 1897, aunque el faro es de finales del XVIII). Altos acantilados, un viento iracundo y abajo, muy abajo, el mar con uñas de espuma: sí, aquí también se halla el fin del mundo.

Sin embargo, hay otro fin del mundo que no tiene faro, ni horizonte al mar. No lejos de allí, cerca de Estoril (ciudad célebre por su casino y sus residencias de lujo), se levanta desde hace décadas el Bairro do Fim do Mundo, un puñado de chabolas de uralita, ladrillo y madera, que llegó a estar habitado por cerca de trescientas familias de origen africano y gitano. Desde hace pocos años, y sobre todo tras un incendio en que murieron abrasados una mujer y cinco de sus hijos, en septiembre de 2005, la Câmara Municipal de Cascais comenzó a derribar las chabolas, no siempre realojando a quienes quedaban sin techo. El estigma de la droga y la violencia parecían razón suficiente para acabar con este foco de marginalidad.

Barrios del fin del mundo, como faros sin luz al borde del abismo, se encuentran también repartidos por el resto de la península, en el corazón de Europa y por todos los continentes, cada vez en mayor número. Habitados por familias pobres, trabajadores sin papeles, marginados, son poblaciones sin futuro, carne de bulldozer. Ante el espectáculo que ofrecen, miramos para otro lado, por desasosiego o repugnancia, y callamos.

Porque hay un ruido de olas que nos deja mudos, un ruido de fondo de mar bravo que nos ensordece, y no sabemos qué decir, ni cómo reaccionar, ni siquiera cómo percibir lo que se avecina, el temor hecho certidumbre de que el fin del mundo está cada vez más en todas partes, de que nos cerca el abismo y de que los lindes entre la justicia y la paz se diluyen. Lejos de apocalipsis y pesimismos vacíos, resulta imprudente seguir ignorando que la marginalidad y la exclusión constituyen el germen de la tormenta.

Pero aquí seguimos, mirando el mar, ciegos de tanta luz, al pie de los faros ciegos.

18 de marzo de 2007

o que pensas de nós?

Já várias vezes me perguntaram amigos e conhecidos portugueses: “o que é que pensas de Portugal e os portugueses?” As respostas mudam. Por um lado não acho uma resposta capaz de resumir um punhado de impressões, e por outro não gosto das classificações gerais em referência às pessoas. Estou a viver em Lisboa por vontade própria, porque tive a oportunidade de vir passar um ano numa das cidades que mais gosto, que visitei pela primeira vez há treze ou catorze anos, e à qual sempre hei-de voltar. E gosto, claro, dos portugueses, mas… aqui tenho o primeiro obstáculo: o que quer dizer a expressão “o português”? As vezes pergunto-me se tal coisa existe, quero dizer, “o português” ou “o espanhol” ou “o francês”, se não será uma construção da identidade cultural em favor dos nacionalismos, como tantas outras. O assunto da identidade é complexo e exige demasiada filosofia, não é este o lugar.
No que diz respeito aos tópicos nacionais portugueses, acho que há muitos que são comuns aos povos mediterrâneos (preguiça, falta de pontualidade, etc.), e que nem sempre são certos, embora sejam mais frequentes que, por exemplo, na Alemanha... Apesar dos tópicos serem sempre demasiado generalizadores, há certas coisas que estão presentes nas conversas, na rua, nos meios de comunicação, nos livros. Há aspectos positivos, que acho muito interessantes, como a ironia portuguesa, o espírito criativo, a ideia e sentimento da saudade, a curiosidade pelo resto do mundo e o alto nível cultural de muitas pessoas. Outras, que talvez pertençam ao passado, parecem-me menos atraentes, como a presença excessiva da religião e da Igreja, a nostalgia da grandeza imperial, e certo classismo social. São as mesmas coisas que me desgostam em Espanha, os mitos pátrios carregados de valores caducos e o pensamento hierárquico, e portanto não têm a ver com “o português”.
Mas uma das questões que mais ouvi desde a minha chegada a Portugal é justamente esta: “o que pensam os outros de nós?”. Afinal essa parece-me uma das impressões mais marcantes de alguns portugueses, ao menos daqueles que mostram uma falta de confiança em si próprios e em Portugal: a necessidade de auto-estima através da avaliação externa. Felizmente, a pergunta fica no início das conversas, depois começamos a falar de assuntos interessantes.

15 de marzo de 2007

Lobo Antunes

António Lobo Antunes tal vez sea el mejor escritor portugués vivo, y uno de los mayores novelistas en activo en todo el mundo. Acaba de obtener el Premio Camões 2007, el más alto galardón de las letras lusitanas. Premios aparte, lo que importa es la propia obra de Lobo Antunes: casi veinte novelas escritas en treinta años de trabajo intenso, de memoria e imaginación fértiles, de buceo en la conciencia de los otros y en la historia de Portugal. Por un lado está su mirada crítica hacia los mitos imperiales (As naus), hacia el fascismo salazarista y las guerras colonialistas, su memoria de la guerra en Angola (Os cus de Judas), la decadencia de las familias poderosas tras la revolución de los claveles (Auto dos danados). Por otro, su tratamiento de la enfermedad o la locura (A ordem natural das coisas), o de su propia memoria de la infancia en Benfica, etcétera. A lo largo de ellas, siempre reconocible, se percibe la depuración de un estilo muy personal, de gran riqueza en procedimientos y estructuras narrativas, en el uso del monólogo interior, en la creación de narradores (personajes narradores que monologan)... Un gran autor vivo, que seguiré leyendo, y que aconsejo a quien le guste sumergirse en la densa corriente de la buena literatura. Afortunadamente, ha sido muy bien traducido al español, casi siempre por Mario Merlino.
Una buena página no oficial sobre él (en portugués), aquí.
Y algunas fotos, aquí.

13 de marzo de 2007

labirintos

M. H. Vieira da Silva, Bibliothèque (1949)


Maria Helena Vieira da Silva
ou o Itinerário Inelutável

Minúcia é o labirinto muro por muro
Pedra contra pedra livro sobre livro
Rua após rua escada após escada
Se faz e se desfaz o labirinto
Palácio é o labirinto e nele
Se multiplicam as salas e cintilam
Os quartos de Babel roucos e vermelhos
Passado é o labirinto: seus jardins afloram
E do fundo da memória sobem as escadas
Encruzilhada é o labirinto e antro e gruta
Biblioteca rede inventário colmeia –
Itinerário é o labirinto
Como o subir dum astro inelutável –
Mas aquele que o percorre não encontra
Toiro nenhum solar nem sol nem lua
Mas só o vidro sucessivo do vazio
E um brilho de azulejos íman frio
Onde os espelhos devoram as imagens

Exauridos pelo labirinto caminhamos
Na minúcia da busca na atenção da busca
Na luz mutável: de quadrado em quadrado
Encontramos desvios redes e castelos
Torres de vidro corredores de espanto

Mas um dia emergiremos e as cidades
Da equidade mostrarão seu branco
Sua cal sua aurora seu prodígio

Sophia de Mello Breyner Andresen, Dual (1972)

[Maria Helena Vieira da Silva o el itinerário inevitable

Menudencia es el laberinto muro a muro

Piedra contra piedra libro sobre libro
Calle tras calle escalera tras escalera
Se hace y se deshace el laberinto
Palacio es el laberinto y en él
Se multiplican las salas y refulgen
Los cuartos de Babel roncos y rojos
Pasado es el laberinto: sus jardines afloran
Y desde el fondo de la memoria suben las escaleras
Encrucijada es el laberinto y antro y gruta
Biblioteca red inventario colmena
–Itinerario es el laberinto
Como el ascender de un astro inevitable–

Pero quien lo recorre no encuentra
Ningún toro solar ni sol ni luna
Sino sólo el cristal sucesivo del vacío
Y un brillo de azulejos imán frío
Donde los espejos devoran las imágenes

Exhaustos por el laberinto caminamos
En la menudencia de la búsqueda en la atención de la búsqueda
En la luz mutable: de cuadrado en cuadrado
Encontramos desvíos redes y castillos
Torres de cristal pasillos de asombro

Pero un día emergeremos y las ciudades

De la equidad mostrarán su blanco
Su cal su aurora su prodigio

(Traducción de Ángel Campos Pámpano)]


En este poema de Sophia de Mello sobre la pintura de Vieira da Silva se juega con algunos de los símbolos y formas que afloran en los cuadros de la pintora portuguesa: el laberinto, la biblioteca, la ciudad; y la biblioteca como laberinto, que nunca fue dominio exclusivo de Borges, a quien Vieira da Silva admiraba. En sus cuadros, en particular en los no figurativos (la mayor parte de su obra), las líneas de fuga crean perspectivas múltiples, a veces enmarañadas; crean espacio y espacios en planos de proximidad o lejanía variable, dimensiones abiertas a la interpretación, a la imaginación: la mirada entra en ellos como en un dédalo de formas geométricas y líneas, descubre corredores hacia el fondo de la tela, escalas de un plano ajedrezado hacia una estancia suspensa en el vacío. Más allá de las arquitecturas oníricas, de los túneles y poliedros, de las bibliotecas cromáticas, más allá de los símbolos la pintura de Vieira da Silva es una mirada abierta a la profundidad, una proyección hacia el fondo del fondo, hacia el vacío (el "vidro sucessivo do vazio" que dice el poema de Sophia de Mello). Un vacío pleno de sugerencias.


M. H. Vieira da Silva, Bibliothèque en feu (1974)

Quien esté interesado en la obra de Maria Helena Vieira da Silva, si viene a Lisboa conviene que visite la Fundação Arpad Szenes-Vieira da Silva, una experiencia muy interesante por varios motivos. El museo, ubicado en una antigua fábrica de seda en el jardim das Amoreiras, alberga muchas obras de Vieira da Silva, pero la colección se compone además de pinturas de su marido, el húngaro Arpad Szenes (aunque yo prefiero la pintura de ella). Y el jardim das Amoreiras, con el final del acueducto y la Mãe d'Água (un gran depósito de aguas del siglo XVIII) es uno de los rincones más hermosos de esta ciudad colmada de rincones hermosos.

11 de marzo de 2007

desde la buhardilla







El cielo se abre como fruta madura y ofrece sus entrañas de luz: vamos aprendiendo palabras necesarias (palabras con poso húmedo: mágoa, nódoa; palabras vibrantes como cinzas; palabras de luminosidad lechosa: luar; abiertas como janela o limiar; con la tristeza nasal de solidão; trabajosas como azáfama, longínquo; sibilantes de silêncio, desassossego, y misteriosas: nevoeiro, além)
y aún nos ocurre a veces nombrar el mar señalando el río, dejarnos guiar por falsos amigos como espanto, esquisito, namorar, romance: vamos, con todo, entrando en otro ritmo, en otros ritos: nos asomamos a la vida desde nuevas rutinas, tropezamos con piedras diferentes: a veces apenas un torpor de ideas que no alcanzan a la lengua: la desazón y el gozo de sentirnos extranjeros, de paso: y la certidumbre de que sólo el presente tiene forma, sentido y fondo.

9 de marzo de 2007

Sempre a água

Sempre a água me cantou nas telhas.
Habito onde as suas bicas,
as suas bocas jorram.
As palavras que no cântaro
a noite recolhe e bebe
com agrado
sabem a terra por serem minhas.
Não sou daqui e não vos debo
nada, ninguém
poderá negar a evidência
de ser chama ou água,
fluir em lugar de ser pedra.
Perdoai-me a transparência.

Eugénio de Andrade, O sal da Língua.

5 de marzo de 2007

identidades

El sol de la mañana se cuela oblicuo y me ilumina las manos al escribir. Hoy soy otro, como ayer fui: tengo el mismo nombre, y qué distancia. No ha ocurrido nada, no he cumplido años, nadie cercano ha muerto o nacido. Vuelvo a ver a la mujer de enfrente que tiende la ropa frente a la fachada, la luz ondula y rejuega al ritmo del aire y con el movimiento crea el color, que tampoco es siempre el mismo. Ni ella es la misma que colgaba la ropa ayer. Soy consciente de hablar esta lengua y de bosquejar escritos sirviéndome de ella, lo demás son datos documentales y pretendidos pilares de la identidad, testimonios de nada, que no indican quién soy, porque no siempre soy el mismo, ni tú, ni acaso nadie. Qué cansado ser siempre el mismo, creer cada día que nuestro cuerpo y nuestra memoria nos obligan a repetir rituales y palabras, actitudes ante la vida, que tampoco ha de ser siempre la misma cada día. Somos construcciones en el tiempo, nunca iguales, o ni siquiera somos: vamos siendo, estamos. Afortundamente, tenemos memoria e imaginación. Y olvido.

2 de marzo de 2007

(L.)


A maçã no escuro...na luz...na sombra...nas tintas...na cor. (Lispectoreando).

1 de marzo de 2007

Os Maias


Os Maias (1888), de Eça de Queiroz, es una buena novela decimonónica (habría que subrayarlo: muy decimonónica). Es un clásico sobre los prejuicios morales de la aristocracia y la alta burguesía, y una obra de transición, aún no plenamente realista a pesar de ser contemporánea de Flaubert y Zola, autores que sin duda Eça había leído. La dialéctica entre lo romántico y lo moderno está expuesta con acierto, y el autor supo combinar con habilidad los procedimientos del realismo y de la novela folletinesca romántica. No obstante, los personajes no dejan de ser un tanto acartonados, tipos en buena parte previsibles: el romántico Alencar, el osado moderno João da Ega (trasunto del propio autor), el apasionado Carlos da Maia o el celoso intrigante Dâmaso Salcede son algunos ejemplos. No es una prosa difícil y de hecho brilla en más de una ocasión, sobre todo cuando la ironía del autor logra quitar hierro a un argumento marcado por la tragedia folletinesca (hoy diríamos de culebrón). A pesar de la extensión (y de algunos pasajes tediosos), Os Maias mantiene el interés de principio a fin, y despierta en el lector (al menos en éste) el interés por la época y cierto afecto por los propios personajes, en especial por Carlos y Ega, que pasan de la pasión al excepticismo, a pensar que "com efeito, não vale a pena fazer um esforço, correr com ânsia para coisa alguma (...) nem para o amor, nem para a glória, nem para o dinheiro, nem para o poder", y que sin embargo arrancan a correr en pos de un carruaje que los lleve a una cena de viejos amigos.