5 de mayo de 2007

en todas partes

Están en todas partes, en cada calle y en cada plaza de esta ciudad herida de luz y enferma de nacimiento. Los hay nómadas, perdidos en una deriva sin fin, y los hay sedentarios, fijos en su lugar de siempre desde no se sabe cuándo.
En el Minipreço del barrio, en la Biblioteca Camões, en el Chiado, en el Cais do Sodré, en Rossio, en el Largo da Graça, en tantos sitios los encuentro, cumpliendo un ritual cotidiano. Son el mismo muchacho negro con cara de niño que se mece hacia delante y hacia atrás, como si tuviese un resorte interior, y que gime o masculla tonadas monótonas, la mirada perdida; el mismo pelirrojo de largas greñas bajo capas de mugre, con los ojos del Klaus Kinsky de Nosferatu; la misma joven de cuerpo grueso, siempre con una sonrisa que ilumina su plácida cara, y que saluda a los vecinos y paseantes; el mismo africano envuelto en una manta, que mantiene largas conversaciones con alguien a quien sólo él logra ver; el mismo exaltado que insulta a gritos a quienes no siguen su invitación a aparcar el coche donde él indica; el mismo ser inefable de rostro deformado por una enfermedad extraña que lo elefantiza desde hace años; la misma tullida de la pierna de alambres, siempre en la misma esquina de la Baixa.
Siempre los mismos y siempre diferentes, mudados de posición, presentes y ausentes para la ciudad que los ignora y excluye. Ellos y ellas son también Lisboa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Entrada con regusto a reflexión, para uno que la lee.
Veo que quizá Lisboa se repite, siempre la misma y siempre diferente, se prodiga sin más a los puntos cardinales, acá... un poco al sur, o al norte, quizás al norte, me inquieta el norte, de pronto yo también como mirándome desde fuera, me observo rolliza y hablándole a la nada... y para colmo a veces, hasta marginada de mí.

Oye Azófar... que tú también lastimas. (es un elogio en todo caso ¿ah?)

Bonito fin de semana.


*(Recién escribía un poema que inicia así:

"trasluce el agua una herida más viva"

y me quedé atorada en la segunda estrofa...

ahora pienso un poco en el final, si lo hay, que debe haberlo ... por ahí, saliendo de una calle para entrar a otra, menos transitada)

en fin hoy vengo rara...

hago mal en venir rara... luego me pongo aún más rara.

Daniel Pelegrín dijo...

Yo estoy raro siempre que estoy despierto, y aunque intento que no se me note, al final siempre algo queda. Lo de lastimar, eso sí que va contra mi voluntad. Gracias, y salud

MIRIAM dijo...

Puede sonar muy raro lo que voy a decir... pero me alegro mucho que puedas tener esos ojos, que puedas ver eso que la mayoría ignora por dolor, por enigmático, por injusto. Me emociona que lo hayas visto y celebro que lo escribas y me ilusiono con que sirva de algo. Saludos.