registros
Desde que vivo aquí no deja de sorprenderme la proximidad y la lejanía que existe entre portugueses y españoles, la multiplicidad de gestos, rasgos culturales y sociales que aproximan y distancian a los ibéricos. Y si hay algo que me resulta diferente y extraño son las formas de relacionarse.
En general (pero ya empezamos a generalizar…) los portugueses son afables, muy educados y extremadamente formales en el trato. Es algo que compruebo a diario. Aquí lo normal, lo estandarizado, es dirigirse a las personas de usted; y no sólo a desconocidos, al vecino o al tendero, sino también a los compañeros de trabajo, a los viejos conocidos, a la familia lejana. El tuteo se reserva a los amigos de toda la vida, a familiares próximos o a gente joven (y no siempre). Está claro que en determinados ambientes las reglas no se cumplen: hay tanto jóvenes que tutean casi siempre, como padres que se dirigen a sus hijos pequeños con la distancia que marca la tercera persona y el usted, en una pirueta de esnobismo impar: “Vasco, não se mexa e coma como deve ser!” (“Vasco, ¡no se mueva y coma como debe ser!”). En un registro formal cotidiano se suele usar la expresión “o senhor / a senhora” para dirigirse a alguien, pues incluso el “você” implica cierta confianza y puede resultar inapropiado (para los brasileiros, sin embargo, es el vocativo normal). De hecho, si el interlocutor es ingeniero o profesor, o tiene el título de doctor, las convenciones dicen que es preciso llamarlo “Engenheiro”, “Professor” o “Senhor Doutor”, seguido o no de los apellidos (y cuantos más apellidos, mejor). Pero cuando no se sabe bien cómo llamar a una persona, lo mejor es decir “Senhor doutor” (aunque sea arrastrado hasta pronunciar 'So-tor'), no vaya a ser que nos topemos con Alguien. Afortunadamente, muchos portugueses saben reírse de estas cosas, lo cual da pie a situaciones divertidas (a mí todavía me pasa que cuando me dicen “o senhor” pienso que se refieren a un tercero invisible para mí, pero no para mi interlocutor). Mientras tanto, en España, y quizá se trate de un fenómeno de los últimos treinta años, los usos formales se han ido atenuando y limitando a determinados contextos, e incluso el “usted” parece estar en retroceso.
Sea como sea, buena parte de los portugueses cuidan mucho su lenguaje. Hasta para insultar. Es raro oír a alguien espetarle a otro un “meu cabrão”, y menos aún un “seu filho da puta”. En cambio, oiremos más “seu camelo”, que suena muy zoológico, o como mucho “seu sacana” (o sea “canalla”). Es más frecuente oír “Porra!” o “Chiça!” que “Foda-se!” (nuestro “¡joder!”), o “está um frio do caraças” antes que “está um frio do caralho” (que me suena mais galego). Porque cuando usan un palavrão (taco, palabrota) de los duros, el contexto no marca el uso: se usa para ofender o para desahogarse, y punto. En español (me refiero al de España sobre todo), sin embargo, los tacos e insultos han rebasado el uso grosero para formar parte del registro popular, y con una significación diferente según el contexto. No es lo mismo decir “qué hijoputa (o cabrón) eres”, con una palmada en el hombro y arrastrando los sonidos de la frase, que largar un lento “eres un hijo de puta (o un cabrón)” con el rostro helado. El contexto, el gesto y el registro crean la polisemia.
No me atrevo a sacar conclusiones, por miedo a generalizar (aún) más, y porque no he pretendido escribir nada serio, apenas un apunte improvisado. Pero se entiende que algunos portugueses (conocidos míos o a través de referencias) tengan a los españoles como gente ruda, ruidosa, prepotente y hasta mal educada. A ello se suma la presencia masiva y en manadas de turistas que, a ojos de algunos, se comportan a veces como genuinas hordas de Atila. Pero sobre los turistas españoles en Portugal habría mucho que decir, y me temo que no todo sería favorable. Debe de ser también un problema de contextos, gestos y registros.
6 comentarios:
Gracias, Azófar, yo todavía no sé muchas veces, cuál es el tratamiento adecuado, hasta en los blogs tienes dudas. Por eso te trataba de usted al principio. A veces ni siquiera es suficiente el uso de la 3ª persona y apareces como grosero. Sólo el uso te va enseñando. En lo que respecta al uso de los tacos, a mí eso no me molesta porque me parece que en España el uso ya es abusivo y empobrece mucho el lenguaje. Saludos.
Es cierto, Neves, el español de España se va empobreciendo, y no sólo por los tacos, que igual hasta no son tan importantes. Hay cosas peores, neoanalfabetismos preocupantes. Las televisiones podrían cuidar un poco más el nivel lingüístico, seguro que ayudaría. Gracias por tus visitas. Salud
Excelentes notas, Azófar. Gracias. Había una canción de un grupo vigués que decía "menos mal que nos queda portugal..."
Un saludo.
Mabalot, los Siniestro Total, qué buenos. Aún no estado en mi vida en Galicia, ¿puedes creerlo?, y eso que uno de los amigos que más quiero es del mismo Vigo. Es un viaje pendiente. Saludos.
Saludos, Azófar. Curioso tu comentario sobre portugueses y españoles. He pasado muchas veces a Portugal, y adoro ese aire de decadencia que respiran muchos de sus lugares (de decadencia llena, fértil), entre ellos la fascinante Lisboa. Y sí, siempre he pensado que los españoles tratamos a los portugueses (así, siguiendo la misma línea generalizadora, que me asusta un poco menos que a ti, en tanto en cuanto no sea totalizadora) con un poquito de sentimiento de superioridad, absolutamente injustificado, por supuesto. Igual que los franceses suelen ver al español como un ser atrasado. Paradójicamente, cuanto más desarrollo existe en un país, más bruto resulta su comportamiento, menos ingenuo y natural, menos sano. En el caso de España debemos unir un aspecto autóctono (si acaso nos hermanamos en ello con los italianos) que es el ruido, la voz alta continua. Este país es ruidoso no sólo por el tráfico. No hay conversación que se precie que no acabe en un escandaloso lío de voces, con un trabajo menor de los oídos.
Pero bueno, me alegro que tengamos tan buen corresponsal en Portugal.
Gracias por tus palabras.
Saludos.
Pd.- Por cierto, ahora ando naufragando en el Libro del desasosiego, de Pessoa. Dulce naufragio, en general...
Sir John: tienes razón, somos lo que aquí llaman "barulhentos", fogosos y ruidosos. Pero la prepotencia es lo que más molesta, se nota en mucho español que pasa por aquí un no se qué de nuevo rico muy desagradable. Hay muchas excepciones, claro, pero los discretos pasan desapercibidos, obviamente.
El "Livro do desassossego" de Pessoa tiene fragmentos muy buenos. A mí me gustó mucho hace años, ahora hace tiempo que no lo leo. Releí hace poco Tabacaria, un poema de Álvaro de Campos, otro de los heterónimos de Pessoa: una maravilla. Gracias por la visita. Salud
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