29 de mayo de 2007

fado de la derrota

Fado alexandrino (1983) es la quinta novela de António Lobo Antunes, y una de las más extensas de su producción (696 páginas en la edición ne varietur de Dom Quixote). En ella se mantienen algunos de los temas centrales de sus novelas anteriores, como la guerra de África, la experiencia de Lisboa como ciudad marchita, la memoria de la infancia y juventud, o la difícil relación con lo femenino. Sin embargo, es una novela innovadora y precursora de procedimientos narrativos que serán habituales en novelas posteriores.
El argumento narrativo puede resumirse así: En una noche de 1982 en Lisboa, a lo largo de una cena de excombatientes de la guerra de Mozambique (del contingente de 1970-1972), así como en la posterior juerga en un prostíbulo y en casa de uno de ellos, cuatro hombres (designados como el soldado, el alférez, el oficial de transmisiones y el teniente coronel) narran a otro (a quien se refieren como “mi capitán” y que se limita a escuchar sin apenas intervenir) el horror de la guerra, su experiencia frustrada en Lisboa antes, durante y después de la revolución, y su difícil relación con las mujeres. Entre los delirios del alcohol y la decadencia, hacia el final uno de ellos muere a manos de otro.
El quinto personaje, ese capitán que no narra historia alguna, es en realidad una conciencia recolectora del relato de esas voces, y ejerce en suma como narrador oculto de la historia, mezclando la tercera persona con las voces de cada uno de los cuatro personajes. La novela consta de un tiempo presente, el del discurso múltiple, que se desarrolla a lo largo de toda una noche y la mañana siguiente. Entremezclado está lo que refieren los cuatro personajes sobre su pasado, las historias de la guerra, del regreso a Lisboa, sus tropiezos y desengaños existenciales, la incomunicación y el desencuentro amoroso en todos ellos.
La estructura formal está organizada con gran precisión: hay tres partes, cada una de ellas subdivididas a su vez en doce capítulos. Las tres partes, siempre con el presente en 1982, acumulan los testimonios de los personajes en una progresión cronológica, y toman su nombre del eje temporal, la revolución del 25 de Abril: Antes de la Revolución, La Revolución y Después de la Revolución. Sin embargo, el propio hecho histórico y sus consecuencias no marcan tanto la vida de los personajes como su experiencia de la guerra, germen de la deshumanización, primera destrucción de una larga serie en la que son particularmente deletéreas las relaciones conyugales y sexuales con el género femenino, que resultan en todos los casos decepcionantes o frustradas.
En cuanto a la manera de organizar el discurso, el recurso al entrecruzamiento de voces y tiempos en una misma frase funciona sin que el lector caiga en confusiones. Por otra parte, la creación de imágenes, a menudo sórdidas, las descripciones de la abyección y el escepticismo están cargados de una poesía sucia, que sin embargo nunca resulta vulgar (porque no se pretende realista).
Quizá esa sea la mayor valía de la escritura de Lobo Antunes: su capacidad para sumergirse en lo menos confesable de los seres humanos, en lo mezquino y en lo grotesco, y en extraer de allí una rara poesía, una narrativa poderosa que atrapa en sus ritmos, que discurre con fluidez. Si en Os cus de Judas la voz era solitaria, aquí el río es múltiple, las voces están bien diferenciadas, así como sus respectivas historias, y sin embargo los hilos confluyen progresivamente, lentamente se teje una trenza cada vez más estrecha que une las existencias dañadas de los personajes. Fado alexandrino guarda muchas sorpresas, y quizá la mayor de ellas, que viene a romper la misoginia dominante en las voces masculinas, es el penúltimo capítulo, narrado por la criada Esmeralda, cargado de intensidad y sugerencias, de una extraña ternura que contrasta con el resto de este libro tan extenso como intenso.

2 comentarios:

Neves de ontem dijo...

Azófar, después de leer tu reseña del libro, he decidido que tengo que leerlo cuanto antes. Sólo he leído fragmentos y artículos de él, porque me dicen siempre que tiene una lengua muy difícil para leer. Estaba esperando conocer el idioma un poco mejor y empezar en verano con su obra. ¿Cuál me aconsejas para empezar?. Saludos. ¡Buenos días!

Daniel Pelegrín dijo...

Hasta ahora sólo he leído tres de sus novelas, Neves, y algún ensayo sobre el resto de su obra. Os cus de Judas, que es un largo monólogo de un solo narrador, es muy intensa y a mí me pareció muy buena. Luego está A ordem natural das coisas, que yo leí en español hace varios años y que me dejó completamente deslumbrado, y que según Cardoso Pires es la mejor novela de Lobo Antunes (aunque Cardoso murió hace ya casi diez años y no pudo leer lo que vino luego). Fado alexandrino es excelente, pero muy extensa y dura de leer (más por la estructura que por el estilo). Las últimas creo que son más complejas, juega más con el lenguaje, yo todavía no me atrevo con ellas, al menos en portugués. Lamento no poder aconsejarte mejor. Salud