9 de mayo de 2007

diálogo

Goce de la escucha, del juego de dos maestros de generaciones distantes que se encuentran y se entienden más allá del piano y la trompeta, del buen humor y los guiños, de las citas a los standards y la improvisación contemporánea: Martial Solal y Dave Douglas a dúo, anoche, como sacados de un cuento de Cortázar, dos cronopios en la noche de Lisboa, inventando otro lenguaje, dando nuevos sentidos a la palabra diálogo, llenando el aire de música, como si nadie lo hubiese hecho antes, como si la música, el jazz, la improvisación, fuese un invento de esa noche, a pesar de tantas otras noches.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La improvisación convierte al jazz en un estilo con cierta vocación literaria. El papel blanco o el tiempo de un solo no son, en el fondo ni en la forma, tan diferentes. Plantean desafíos similares.
Un abrazo.

Daniel Pelegrín dijo...

Totalmente de acuerdo: el papel en blanco es el silencio que es preciso llenar de notas, dejándose llevar por la memoria y la imaginación, sin perder de vista la tonalidad y escala de la canción y la melodía principal, pero variando con la libertad de la improvisación creadora. Salud

Anónimo dijo...

O jazz tem esse efeito, o de nos surpreender a cada nota de um improviso.

(muito bom blog)

ana c.

Daniel Pelegrín dijo...

Pois, Ana. Obrigado pela visita. Hei-de frequentar o teu blogue! gostei imenso dele.