31 de julio de 2007

espejo


"He visto a dios. Era una araña, y quería entrar en mí, pero yo no se lo he permitido"

Ingmar Bergman, Como en un espejo (1961)

(In memoriam)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo he visto a Dios, he creído verlo muchas, muchas veces; con la puesta del sol insinuándose sobre el llano , con el temblor de una caricia o un pensamiento aún tibio en el recuerdo, con la brisa leve del mes que me vio nacer y sigue recordándome ese día como el primero, y hoy, hoy un poco también.. luego de escuchar alguno tan bello.

Es en estos momentos cuando celebro estar viva, cuando agradezco el estar viva... a Dios, a las formas que Dios asume y que con mi profundo egoísmo, hago para mí.

(No tenía planeado comentar, pero ya ves, ando por acá de metiche)

=)

Bue... ya es tarde, me voy a dormir.


Bello día.

Anónimo dijo...

(alguno = algo)

mi manía por corregir...
lo siento.

=(

shhhhhh

Sir John More dijo...

Dios y Bach, una redundancia por otra parte... ¡Cuántas delicias nos aguardan ahí, para las que varias vidas no nos serían suficientes... Al final esto de los cuadernos electrónicos va a ser contraproducente: todos mostrándonos sin descanso las maravillas que no tendremos nunca tiempo de transitar...

No obstante, se agradece la sensibilidad.

Daniel Pelegrín dijo...

Puede que sea apenas cuestión de nombres. Para mí dios no puede ser sino un personaje de ficción, pues soy ateo. Hay algo en lo que hacen las personas, en la literatura, el cine, la música y el arte, pero también en ciertos gestos, en el amor y en la contemplación de las cosas y de la naturaleza, algo que un creyente puede atribuir a dios. Lo comprendo. Por eso, no siendo creyente, algunas de las películas de Bergman me siguen pareciendo obras maestras. Dios o la imaginación, puede que sólo sea cuestión de nombres (instituciones aparte).

Anónimo dijo...

Hola mi querido amigo... ciertamente como ya lo dijo Guillermo de Occam, sólo se trata de nombres, envoltorios que le ponemos al aire; pero ese aire es como un huracán y nos pone a girar sin parar hasta morir y quièn sabe despues...

Hace poco vi Saraband... además de llorar el nilo completo, pensé en el dios convencional, pensé tambien en ese otro mucho mas silencioso y mas cruel: el tiempo; y en ese otro definitivo: la muerte. Creo que lloré la muerte de todos esos ancianos que decidieron hacer esa maravilla, con lo que significa trabajar en el arte a los 80 años. Próximos a la muerte, se adelantan a ella, le sacan la lengua, hacen pedazos el amor y se vuelven inmortales.
Besos.

Sir John More dijo...

Vaya, otro rasgo divino de la vida. Digo, el mensaje de Míriam...

Daniel Pelegrín dijo...

Miriam, el aire es el aire, necesario y brutal, a veces grato, sí, como un torbellino; a mí lo que haya después no me importa.
Saraband aún no la he visto, creo que fue su última película. Tendré en cuenta tu valoración. Besos.

Sir John, yo creo que cada película de Bergman era un canto a la vida, con o sin divinidades, y un reto a la muerte (como en el Séptimo sello).

Salud, y gracias.